Mi vida era totalmente diferente antes de convertirme como madre pase de ser una kayakista que navegaba en pareja por Venezuela a sumergirme en las aguas de la maternidad gracias a la bendición de la llegada de Amaya.
Nos encontramos con una realidad muy diferente a la que habíamos imaginado donde dia a dia como familia fuimos descubriéndonos para cambiar muchas creencias, costumbres, paradigmas para realizar nuestra propia aventura.
Desde la gestación nace una necesidad gigantesca nos solo para trabajar internamente sino también para buscar información actualizada para aprender a ser padres, rodearme de gente especializada para formarnos con buenas bases para hacer las cosas como realmentes sentimos y quizás muy diferentes a las impuestas por la sociedad.
El amor de madre es acompañado con una pasión indescriptible que abrió una puerta hacia mi interior no solo para sanar muchas verdades de mi ser sino también que sin darme cuenta fui entregando muchas horas de investigación, devorando libros tras libros hasta el punto que fui preparándome como promotora de lactancia, crianza respetuosa, consejera de lactancia y hasta como Doula.
En todo este proceso fui cambiando mi entorno rodeándome de muchas madres que al igual que yo no tenían un mar de miedos ante la aventura que estaban por vivir los cuales estaban acompañados de desconocimientos y ellas mismas fueron las que me impulsaron a llegar a donde estoy, vieron en mí habilidades que no sabia que existían cuando en realidad ya estaban en mis genes.
Acompañar a otras familias en sus procesos propios de la maternidad en cualquiera de sus etapas es un privilegio para mi, no solo el de presenciar el milagro de la vida sino también ver la satisfacción de las familias al prevenir, formarse, apoyarles y diseñar su propio camino lleno de amor por sus hijos; es algo que no tiene palabras para describir lo afortunada que puede ser.
Dayana Pacheco